Masaya es la expresión mestiza eminentemente descollante: el encuentro de un Francisco Hernández de Córdoba con un Cacique Nicarao pacífico, quien según la tradición oral "monimboseña", en vez de pelear con el español, le ofreció una de las muchas mujeres hermosas de su tribu. Aunque según la historia escrita, en 1523 Gil González Dávila había entrado a Nicaragua por el sur del contemporáneo departamento de Rivas, cuando se halló con el jefe de los nicaraguas, y con quienes entró en asamblea para que se sancionase la jurisdicción del Rey de España y se convirtiesen al catolicismo. Nicarao, lo amparó amistosamente, aceptando la fe católica y permitiendo que muchos de su tribu se bautizaran.
Nicarao envió a los conquistadores al Cacique Diriangen, quien opusó resistencia a los conquistadores españoles, atacándolos en la llamada Quebrada del Perro en la ciudad de Diriamba, obligándolos a retirarse.
Masaya es la expresión máxima del nicaragüense mestizo en todos sus aforismos folclóricos, sus preceptos, sus artesanías, sus comidas, su pinolillo, su tiste, su chicha de maíz y sus gloriosas marimbas de arco. "¡Al sonar de la marimba se desborda Monimbó!"